jueves, 20 de marzo de 2008

La amistad... ¡Ese misterio!

La amistad ha sido un tema casi obsesivo para mí desde que tengo memoria. Siempre me ha parecido un concepto misterioso, inasible, bello. Por eso escribir acerca de él me saca rápidamente de mi pereza de meses de haber abandonado a mi pobre planeta.

Estos últimos meses he estado embelesada observando a mis amigos, reflexionando qué implica "ser amigo", qué particulares constituciones se escriben para definir la vida dentro de este escurridizo pais de la amistad. Más que respuestas tengo un montón de preguntas, quién sabe si alguno de ustedes tenga una respuesta y quien sabe si aún mejor, otras preguntas más coloridas e infantiles que las mías.

¿Qué hace posible que haya amigos que estén cerca de uno, tan cerca que parecen estar más cerca que uno mismo? ¿Cómo es posible que te lean con escalofriante claridad el corazón? ¿Cómo es posible que estén al tanto de tus tormentas, de tus manías, de los vegetales que no te comes, de qué tan caliente te tomas el café, tus amores fallidos (tantos!), tus inconsistencias? Estos amigos imprescindibles están ahí para que la vida pase de ser una comedia romántica, a un delicioso y complejo drama de Woody Allen: con un sabor conocido, pero que a la larga no se te parece a nada que hayas visto antes.

¿Qué tienen esos otros amigos recién llegados ? ¿Qué tienen en su rostro, en su estar en el mundo, que te pueda urgir a entregarles tus claves secretas, las llaves de los múltiples candados de todas tus neurosis? ¿Qué arbitraria la química de la atracción y el disfrutarse? ¿Cómo es posible que ellos se pongan al día tan fácilmente? ¿Cómo pueden ganarse tu confianza, tu simpatía, tu afecto? Parece que estos amigos que nos hemos encontrado en los atajos de la vida, en los lugares y momentos donde se supone no debíamos estar, son perfectos para nosotros y hacen que la casualidad parezca una ruidosa broma cósmica.

¿Cómo se llamará a ese iman fantástico de los "amigos de toda la vida"? ¿Qué fuerza nos mantienen unidos en el tiempo y la distancia? ¿Cómo logramos burlar a la vida que nos propone caminos dispares, a lo mucho paralelos? ¿Cómo hacemos para encontrarnos cada vez y seguir desde nos habíamos quedado, en la intimidad, en el cariño? Estos amigosaurios (término acuñado por mi hermana) nos seducen con la idea de que la amistad es para siempre, que el cariño no es ninguna plantita que hay que regar, el cariño es el cariño y punto. Nos seguimos queriendo porque nos da la gana!

¿Qué pasa con esos amigos con los cuales la línea es borrosa? ¿Qué pasa cuando la amistad se vuelve un concepto tan prepotente que nos arruina incluso romances potenciales? ¿Qué pasa cuando nos atraemos, pero valientes (o ingenuos...) decidimos que preferimos ser amigos? ¿Qué pasa con el fuego, qué pasa con la ternura, qué pasa con la cercanía? Estos amigos... vamos a llamarles "borrosos" se empiezan a volver importantes para nosotros, pero no sabemos definir exactamente por qué (si por la mezcla o el peligro).

Si tuviera que explicarle a un ser de otro planeta cómo es esto de la amistad, estaría en un tremendo lío. Especialmente si sus expectativas de respuesta son matemática: ¿Cuánto tiempo debo conocer a una persona para considerarla mi amiga? ¿Cuántas veces debemos salir al cine, a comer, a emborracharnos, a bailar, a fregar, a conversar, a tomar café para cambiar el estatus de conocido a amigo? ¿Qué tantos secretos, metidas de pata, desamores, obsesiones debo confesarle para construir la intimidad? Lo único qué podía responderle a nuestro imaginario alienígena sería ¿...? para acto seguido invitarlo a tomarnos un cafe y conversar, porque la única forma de que entienda es que pase por todas esas ordalías y rituales que nos llevan misteriosamente a ese país llamado amistad.

Este enredo de preguntas se los dedico a mis amados amigos (Marilú, Gus, Andrea, Marcela, Carlitos, Jota, Mariana, Augusto, Mirna), ojala que mis preguntas resuenen con las suyas, ojala que la amistad sea eterna y siempre nueva. Gracias por el caminar,